ECONOMÍA COLABORATIVA                                                                                                                                  
                                                                              

Cada vez son más las plataformas electrónicas de intercambio de productos y servicios desafiando a las empresas tradicionales. En 2014, el 53% de los españoles estarían dispuesto a compartir o alquilar bienes en un contexto de consumo colaborativo (*). 








Se trata de una revolución abrazada a las nuevas tecnologías donde en vez de poseer, se comparte. Que una proporción cada vez mayor de la sociedad comparta con otros sus bienes –su coche, su casa o incluso la energía eléctrica– cuando no los están usando, o que busquen productos de segunda mano en buen estado antes incluso de acercarse a una tienda, cambia por completo las reglas del juego.

La economía colaborativa quiere cambiar el mundo. El sentido de posesión ha sido inherente al ser humano, sin embargo, esto está empezando a cambiar. Algunos profesionales apuntan a que esta tendencia es imparable ya que  muchas personas no pueden disfrutar de ciertas cosas si no es compartiéndolas, quien no puede tener se conforma con probar. Sin embargo, hay opiniones que apuntan a que esta forma diferente de consumir, una consecuencia de la digitalización, pero también una réplica frente a los abusos en los precios, el mal servicio y la pésima regulación.

Las iniciativas basadas en compartir el coche, por ejemplo, están comenzando a ser un gran competidor frente al modelo clásico de propiedad individual de automóviles. Alquilar nuestros pisos vacíos cuando nos vamos de vacaciones es otro boom dentro de la economía colaborativa.

Se multiplica a tal velocidad que ya hay más de 5.000 empresas, de todas las actividades, compitiendo con las tradicionales. Intercambio de ropa (ThredUP), coches compartidos (Zipcar, SideCar, Lyft, Bluemove, Getaround), préstamos económicos (LendingClub), alojamiento de viajeros (Nightswapping), trueque de comida (Compartoplato), crowdfunding (KickStarter, Verkami).

Sin embargo, la economía colaborativa está en el punto de mira. A medida que este modelo económico avanza hacia la consolidación, surgen más voces críticas. A pesar de ello, compartir, prestar, alquilar son verbos que se expanden con una fuerza nunca vista por la economía mundial. Surgen miles de plataformas electrónicas que los emplean. Y aunque queda tarea pendiente -regular ciertas aplicaciones, para evitar que engorden la economía sumergida, y mejorar los derechos de los consumidores-, el éxito de esta forma de consumir revela una sociedad que quiere cambiar la manera en que vive.

 

Fuente: El Mundo | El País | Expansión |